El Internet como un nuevo contexto misionero
Compartir el mensaje evangélico de luz, vida y reconciliación con Dios, no debe verse limitado a las formas o modelos de vida eclesiástica de la antigüedad. La esperanza del Evangelio no es algo que por elección podamos dejar de lado o ignorar. Es responsabilidad de los líderes de la iglesia, vislumbrar hacia dónde se está moviendo Dios y unirse al trabajo de Dios en esa misma dirección y contexto.
El internet es un nuevo contexto misionero. Es un espacio compartido en donde relaciones reales se fomentan y Dios está trabajando mediante el uso de los medios de comunicación social, buscadores de internet y otras plataformas en línea para vincular a la gente con el Evangelio.
En el capitulo 8 del libro de Hechos, hay una historia acerca de un eunuco y uno de los discípulos, Felipe. Felipe es enviado por Dios a ir a un camino por el desierto a encontrarse con un eunuco Etíope, un hombre temeroso de Dios quien se encontraba leyendo acerca del profeta Isaías. Este eunuco se hacía preguntas acerca de Dios y acude a Felipe para encontrar guianza. Felipe logra interpretar sus necesidades y brinda ayuda para el resto del viaje del eunuco.
A medida que pondero el llamado de la iglesia a estar fielmente presente en un cada vez más amplio contexto digital y basado en la Web, esta historia frecuentemente viene a mi mente. Un número creciente de personas está usando los buscadores de internet y las plataformas de comunicación social para encontrar a Dios y comunidades religiosas en línea, el eunuco representa a este grupo de gente, quienes están buscando y haciéndose preguntas acerca del Dios en el cual creen. Tal y como Felipe fue conminado a ir hacia donde estaba el eunuco, nosotros somos invitados a entra al mundo de las plataformas de comunicación social y el internet para cumplir con nuestro llamado de apóstoles. Nuestro trabajo es descubrir en dónde se están reuniendo las personas y aprender qué les llevó a ese lugar. El mundo en línea por internet podría llegarse a sentir como un camino por el desierto pero es a dónde el espíritu nos está llamando, a participar de conversaciones significativas, mientras hacemos esto buscamos acoger y aprender de las comunidades que ya cuentan con cierta presencia en línea.
Hay muchas instancias en las cuales podemos reconocer al Evangelio en acción, en historias y metáforas de la cultura que nos rodea. Desde películas hasta noticias, podemos decir algo bueno de estas situaciones. Ahora bien, la “gritería” entre unos y otros o compartir palabras hirientes en Facebook o Twitter no es de lo que estoy hablando. Pero la idea de compartir, siendo esto lo que la comunicación social nos anima a hacer, es algo que podemos comenzar por implementar.
Este es nuestro trabajo dentro del contexto de evangelizar con el uso de la comunicación social. En ocasiones puede llevarnos a conversaciones sobre Dios o a que presentemos una invitación para que asistan a la iglesia. Otras veces, la conversación se desvanecerá y perecerá. Nuestro trabajo no es el de presionar ni insistir sino el de estar disponibles y dispuestos a tener una presencia transparente en línea, ámbito en donde se está formando la comunidad.
El profeta Isaías dice: “Poco es para mí que tú seas mi siervo para levantar las tribus de Jacob, y para que restaures el remanente de Israel; también te di por luz de las naciones, para que seas mi salvación hasta lo postrero de la tierra. (Isaías 49:6)”. Este verso tuvo un profundo impacto en los autores de nuestros cuatro evangelios. Después del ministerio, muerte y resurrección de Jesús, ellos entendieron este pasaje como que las Buenas Nuevas de Dios en Cristo Jesús se habrían de esparcir por todo el mundo. La luz de Dios y la misión de Dios llegarían hasta los confines de la tierra – a todo sitio, plataforma o espacio común en donde la gente se reuniese para conectarse unos con otros y discutir los aspectos de vida que encuentran significativos.
Mi oración continua siendo que; en nuestro compromiso con formas creativas de evangelización, busquemos amplificar y fortalecer las conexiones de la gente y además compartir y descubrir las Buenas Nuevas de salvación y reconciliación en donde quiera que podamos encontrarlas. Eso sin duda definitivamente incluye el camino por el desierto del internet y todo lo que ello implica.
